ATENCIÓN PSICOLÓGICA

Centro dirigido a la atención de niños y adolescentes

SERVICIOS:
Psicoterapia de corto y mediano plazo
Psicodiagnóstico clínico: cognitivo, social y emocional
Trabajo interdisciplinario (psiquiatría, psicopedagogía) Informes psicológicos
Test Psicológicos (Rorschach, Wisc, Wais, TRO, CAT, pruebas gráficas, batería educacional, entre otros)

ESPECIALIDADES
Fracaso escolar
Problemas del comportamiento
Miedos, fobias
Déficit Atencional y Hiperactividad
Trastornos Alimentarios
Depresión y Ansiedad
Problemas del desarrollo

HORARIOS Y ARANCELES
Lunes a Viernes de 9:00 am a 20:00 pm
$18.000 por sesión
Convenio de reembolso con isapres

LUGAR
Av. Presidente Riesco 2975, Las Condes

CONTACTO
02-23325469. (Consulta)
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9.82006453 (Ps. María Jesús Sinclair)
9.96209351 (Ps. Raquel Dukes)

28/10/08

Miedos Infantiles



Muchas veces escuchamos que nuestros niños comentan tener miedo. Ahora bien,
¿Que entedendemos nosotros por el miedo?

El miedo es una reacción normal y adaptativa que experimentamos cuando nos enfrentamos a diferentes estímulos (situaciones, objetos o pensamientos) que implican peligro o amenaza. Es así como el miedo, al igual que otras emociones se puede manifestar en tres tipos de respuesta:

Expresiones conductuales, tales como inmovilidad, ataques de pánico, huida.
Sentimientos o pensamientos subjetivos, ya sea necesidad de escapar o gritar, ira, agresividad, temor a lo que pueda ocurrir, entre otros.
Cambios fisiológicos, tales como aceleración del ritmo cardiaco, tensión muscular, dificultad para respirar, etc.

Ahora bien, si nos centramos exclusivamente en los niños, podemos encontrar que el miedo se puede clasificar en diferentes tipos. Es así como nos encontramos con el miedo a la separación, miedo escolar, entre otros.

Miedo por separación: El miedo por separación es aquel que sufren los niños frente a la separación o alejamiento de sus padres o figuras ligadas afectivamente.
En este sentido, la actitud que tomen los padres, y la forma en que sobrelleven esta reacción, va a ser fundamental en cuanto a la evolución de este miedo.
Es decir aquellos padres que se muestren ansiosos al separarse de sus hijos, van a terminar por trasmitirles esta misma inseguridad. En este sentido, los niños necesitan ayuda para sobrellevar este alejamiento, necesitan experimentar la realidad de que quien les cuida o uno de los padres puede irse y aun así regresar.

Debemos tener en consideración que existen algunos factores que pueden incrementar este tipo de ansiedad. Por ejemplo mientras más pequeños sean nuestros niños, mayor ansiedad experimentarán.

También será crucial el tipo de vínculo que desarrolle el niño con sus progenitores, ya que muchas veces la sobreprotección de los padres, puede ser una de las causas de la ansiedad por separación. Esta sobreprotección impide que los niños aprendan a ser autónomos, a tomar decisiones y a hacer cosas por sí mismos.
Si los padres en cambio, le permiten al niño, experimentar y conocer el mundo de manera más bien independiente, pero aun así se encuentran presente en caso de que les ocurra algo y por tanto pueden recurrir en su ayuda, los niños entenderán que existe una base segura y por lo tanto comenzarán a confiar en el mundo que los rodea.
Ahora bien, ¿como detectar el miedo o ansiedad por separación? Algunos de los síntomas frecuentemente presentados en niños que padecen ansiedad por separación son:
Sentimientos de que algo les puede ocurrir a los padres.
Negación en ir al colegio
No querer dormir fuera de la casa
Presentar sueños angustiosos relacionados con la separación
Síntomas físicos, tales como dolores de cabeza, estómago, nauseas, entre otros.


En conclusión, la mejor forma de resolver la ansiedad por separación, es brindándole a nuestros niños una base segura de amor y confianza a la que ellos puedan recurrir, pero a la vez permitirle una exploración del mundo que los rodea, de manera segura e independiente.


Continuando con los miedos, muchas veces escuchamos que nuestros niños no quieren asistir al colegio. Esto es lo que conocemos como Miedo escolares.


Miedos escolares: Hay que tener en consideración que el colegio, será el lugar donde los niños pasen la mayor parte del día, por lo que es recomendable poner atención cuando ellos manifiestan no querer asistir.

Ahora bien ¿A que se pude deber este rechazo a la escuela? Existen diversos motivos por los cuales los niños no desean asistir al colegio, podría deberse a un miedo al rechazo o al castigo, o mas bien a un miedo social.

Es así como podríamos entender los miedos escolares, de acuerdo a diferentes factores, por un lado nos podemos encontrar con un miedo al fracaso escolar o al castigo, es decir nuestros niños pueden temer sacarse malas notas , no saber realizar un ejercicio, no saber contestar a una pregunta, y por tanto recibir un castigo por aquello.

Por otro lado nos podemos encontrar con el miedo a presentar un malestar físico, es decir el niño puede temer presentar dolores de cabeza, de estómago, u otros en el colegio, sin contar con alguien que los pueda socorrer en esos momentos.

Por último podemos encontrarnos con el miedo social, es decir el niño puede sentir temor a realizar actividades en frente de sus compañeros, por temor al rechazo y la burla.

En conclusión, debemos tener en consideración que nuestros niños pueden presentar una amplia gama de temores, lo importante es que los ayudemos a combatirlos. Nuestros niños necesitan saber que conocemos y entendemos sus temores, que sabemos de que nos está hablando. Solo así aceptará nuestras palabras y cercanía cuando intentemos tranquilizarlos.
Los niños deben tener en cuenta que somos sus aliados, que nos serán castigados ni que nos burlaremos de ellos porque presenten miedo. Por lo que no debemos prohibirles tener miedo, ni tampoco menospreciarlos, sino al contrario, trabajar en conjunto para que estos miedos no los paralicen.
Ahora bien el tipo de miedo, variará de acuerdo a la edad y la etapa del desarrollo en la cual el niño se encuentre. Es decir, el contenido del miedo está directamente relacionado con la evolución del pensamiento y con la capacidad de fantasear. Teniendo en consideración este aspecto, podemos ayudar a combatir el miedo de acuerdo a diferentes estrategias basadas principalmente en la edad del menor.
Con niños más pequeños, una estrategia a la que podemos recurrir para combatir sus temores, seria por ejemplo a la narración de algún cuento fantasioso, en donde un súper héroe nos ayude a combatir ese miedo. Cuando los niños ya son mas grande es importante que los acompañemos a superar sus temores, por ejemplo si el niño tiene temor a la oscuridad, podemos realizar un juego con linternas, en la cual el niño investiga lo que ocurre en la noche junto a los padres, percatándose de que no existen monstruos ni nada de que temer.
Cuando los niños van creciendo, será hora entonces de ir brindándole mayor autonomía, para que sean ellos mismos quienes resuelvan sus temores. Incentivándolos a que les encuentre un sentido y por tanto una solución.


Ps. María Jesús Sinclair.

Trastornos Alimenticios: El secreto mejor guardado

Cada día que transcurre es más alarmante el incremento de enfermedades relacionadas con la alimentación. Nuestro peso nunca es “el ideal”, ya que siempre queremos ser mejores de lo que somos, o creemos que el “pasto del vecino es más verde”, observando el cuerpo de los otros como más atractivos que el nuestro. Ahora, en reiteradas ocasiones dichos pensamientos tan comunes se van tornando patológicos, y es ahí donde comienzan los trastornos alimenticios, los cuales repercuten en el ámbito social, físico y psicológico de la persona. Estos sentimientos y pensamientos sobre nuestra “defectuosa” imagen, nos invaden y los guardamos como un gran secreto difícil de contar, ya que provoca vergüenza y temor que el resto se burle y nos perciba como “locos” por la excesiva preocupación por el físico.

Lo anterior lo podemos percibir como los síntomas de algunas conocidas enfermedades alimentarias, como la anorexia y la bulimia. Según el Ministerio de Salud, ambas patologías han aumentado en 97% en los últimos dos años, repercutiendo mayormente en una población adolescente de sexo femenino, entre 14 y 18 años. Sin embargo en el sexo masculino, dicho síndrome ha cobrado cada vez mayor fuerza.
La anorexia como tal, consiste en un trastorno de la conducta alimentaria que supone una pérdida de peso provocada por el propio enfermo. Se caracteriza por el temor a aumentar de peso, y por una percepción distorsionada y delirante del propio cuerpo que hace que el enfermo se vea gordo aun cuando su peso se encuentra por debajo de lo recomendado. Sus causas pueden ser variadas, ya que entre ellas existen desde factores socioculturales a cierta vulnerabilidad biológica. Algunas de los factores gatillantes de la enfermedad pueden ser: obesidad de la persona o de familiares, separación de los padres, muerte o enfermedad de algún familiar, fracasos escolares, alejamiento del hogar, depresión, trastornos de personalidad, entre otros.
Vuelvo a repetir que las causas pueden ser infinitas por la complejidad del ser humano, sin embargo hay ciertas señales que nos dan cuenta de cuando nuestros hijos padecen de anorexia.
Las niñas comienzan a obsesionarse con el deporte y con su apariencia física, sin embargo muchas de ellas se esconden tras ropas anchas para que nadie se percate de su baja de peso. También hacen algunas trampas para que los padres no se den cuenta de su disminución de ingesta. Existen reglas entre ellas como: nunca comerse la comida, pero si revolver el plato para que se vea más vacio, o más bien esconder en las servilletas los restos de comida masticada. Otra de sus tácticas es dormir mucho en la tarde para no comer, y en la noche dirán que no tienen hambre ya que supuestamente comieron en la tarde o en el colegio.
En algunos países las adolescentes que padecen de Anorexia se reconocen entre ellas, al usar pulseras de ciertos colores identificativos, un color para las anoréxicas y otro color para las bulímicas. También se traspasan información a través de internet, en donde las anoréxicas se denominan “Ana” y las bulímicas “Mia”. Por lo general son tácticas para engañar a los “ingenuos” padres. Las niñas que padecen de esta enfermedad, siempre van a tener una figura femenina de inspiración, alguna cantante o artista, con la cual se identifican y la idealizan para llegar a ser “igual de linda”.
Por otra parte, la bulimia es muchas veces confundida con la anorexia, sin embargo las causas, el diagnóstico y las consecuencias son totalmente diferentes. Las personas que padecen bulimia son incapaces de dominar los impulsos que les llevan a comer, pero el sentimiento de culpa y vergüenza tras ingerir muchos alimentos les lleva a ayunar, usar purgativos y provocarse vómitos para prevenir el aumento de peso. Presentan frecuentes episodios de atracones (comer deliberadamente) y vómitos por semana y, en general, su peso es normal, por lo que resulta difícil detectar la enfermedad.
En el origen de esta enfermedad intervienen factores biológicos, psicológicos y sociales que desvirtúan la visión que el enfermo tiene de sí mismo y responden a un gran temor a engordar. Generalmente la bulimia se manifiesta tras haber realizado numerosas dietas dañinas sin control médico, lo cual conlleva a un fuerte estado de ansiedad incontrolable, repercutiendo en la necesidad enfermiza por comer grandes cantidades de alimentos.
Como señalaba anteriormente, es difícil detectar a una persona que padezca de bulimia, sin embargo se debe observar al adolescente cuidadosamente apenas se tenga alguna sospecha. Por ejemplo, luego de cada comida, los familiares y amigos del sospechoso, pueden acompañarlo al baño para verificar si vomita, y en algunas ocasiones podemos sorprenderlo para que no perciba que lo están vigilando. Luego, es común que escondan muy bien las bolsas o restos de comida de alguno de sus “atracones”, por lo tanto hay que estar atento a lo que falta en la despensa. También es importante controlar el gasto de dinero que hacen los bulímicos, ya que los atracones pueden costar caro.
En resumen, tanto la Anorexia como la Bulimia son patologías mortales, que conllevan a una serie de trastornos físicos y psicológicos. La detección e intervención temprana, puede reducir la gravedad de los síntomas, mejorando la calidad de vida de los adolescentes que padecen de estas enfermedades.
Los especialistas señalan una serie de acciones que podemos cumplir con nuestros hijos desde el inicio, con la finalidad de prevenir desordenes alimentarios:
1- Nunca reforzar las buenas acciones de nuestros hijos con alimentos como premio.
2- Nunca promover el exceso de actividad física. Reflexionar en torno a la importancia de ésta para la salud y no exclusivamente para obtener un cuerpo “ideal”.
3- Nunca imponerles dietas sin la opinión de un experto, ya que muchas veces le hacemos daño en la autoestima de nuestros hijos.
4- Crear consciencia a sus hijos que la alimentación sana es lo ideal para una vida sana, por lo tanto los cambios deben comenzar en casa y no imponerlos solamente al hijo “más gordito”.
5- Frente a cambios físicos y/o anímicos de nuestros hijos, siempre es importante consultar preventivamente a un especialista y nunca actuar con indiferencia frente a dichos cambios.
Ps. Raquel Dukes Numhauser